Con la temporada prácticamente cerrada, la industria del kiwi en Chile proyecta un volumen cercano a 140 mil toneladas, con mercados que fluyeron con calma y un inicio incierto en Estados Unidos que terminó por disiparse; en las próximas semanas, los últimos embarques se concentraran en Latinoamérica.
Septiembre, en tanto, marca el punto de inflexión fenológico: brotación, floración y polinización exigen decisiones finas en raleo, riego, nutrición y control de heladas/PSA. Sobre este balance y las prioridades que vienen, conversamos con Carlos Cruzat, presidente del Comité del Kiwi de Frutas de Chile.

¿Cómo califica el cierre de temporada en calibres y condición? ¿Qué aprendizaje hay para 2026?
Tuvimos un mejor calibre que el año pasado; la curva se movió al menos un calibre hacia arriba. La condición fue muy buena, con fruta firme y muy poca pudrición. Donde vimos problemas fue en machucones por cosechas muy rápidas y lesiones en manipulación. En mercados, EE. UU. partió lento por la incertidumbre con aranceles, pero despejado el ruido la demanda siguió fuerte; Europa también estuvo bien. En general, fue un muy buen año.
Como Comité no damos recomendaciones comerciales, pero sí observamos que Estados Unidos crece sostenidamente y que el systems approach ha permitido llegar con fruta más firme al final; en Brasil, las llegadas tardías han sido muy bien valoradas cuando se llega con systems approach.
Septiembre abre el período clave. ¿Cuáles son las prioridades agronómicas hasta floración?
Entramos al tramo septiembre–noviembre (inicios de diciembre), cuando la planta debe crecer rápido y expresar fertilidad. El objetivo es llegar a mitad de noviembre con al menos 80% del raleo hecho: sacar laterales y botones deformes o mal ubicados para que la floración tenga la cantidad justa de flores y no sobrecargue la planta.
Además, es una etapa con riesgo de heladas especialmente en septiembre: si ocurren, hay que actuar rápido contra PSA, porque la combinación helada más PSA es especialmente dañina.
¿Qué lineamientos complementan ese raleo oportuno?
La regulación de carga en octubre es crítica para favorecer la polinización; de noviembre a enero es más difícil intervenir por la demanda de mano de obra en cerezas. En riego, no hay que adelantarse sobreregando: conviene permitir oxigenación y alza de temperatura del suelo; la nutrición impulsar su crecimiento hasta la polinización. A partir de 10 cm comienzan las aplicaciones contra arañitas.
¿Cómo está cambiando el riesgo de heladas y qué inversiones recomienda?
Hoy vemos más zonas con afectación de heladas que en el pasado. Por eso, el control de heladas debe pensarse desde el diseño del huerto: por agua (si hay disponibilidad) o con hélices de viento. Incorporarlo en el equipo de riego desde el inicio suma del orden de US$3.000–5.000, y marca diferencia. En huertos establecidos, la helada junto con la PSA puede destruir madera (1–3 años), no solo yemas.
¿Cuándo activar protocolos de frío y PSA?
Desde yema algodonosa en adelante, hay que controlar eventos de 0 °C hacia abajo y reforzar el programa fitosanitario si observamos síntomas de PSA (exudaciones rojas, cortes, yemas). Septiembre es brotación ordenada; octubre es expansión de canopia y una fertilización que acompañe una buena flor.
Han mencionado una alta proyección de yemas/ha. ¿Cómo afecta la planificación?
Este año la yema/ha pos-amarra llegó a niveles históricos, casi el doble que en 2012/13. Eso no implica más potencial por sí mismo: responde a compensar la baja brotación y fertilidad y a mitigar eventuales daños por PSA. Por eso insistimos en estimar producción y ajustar carga antes de flor; un exceso de brotes y frutos deriva en polinización deficiente, calibre menor, peor calidad y sombra que condiciona la fertilidad para la próxima temporada.
¿Qué herramientas de información ofrece hoy el Comité para decidir mejor?
Dos pilares. Primero, el Programa de Monitoreo de Huertos (PMH), operativo desde 2012, con datos por ecozona accesibles en la plataforma del Comitépara socios del Comité del Kiwi de Frutas de Chile. Segundo, el boletín KiwiTec, que sale la tercera semana de cada mes y anticipa las labores del mes siguiente; lo complementamos extendiéndonos en cada tema en “Los Viernes del Kiwi” ( actividad online el último viernes de cada mes.
¿Qué tipo de métricas entrega el PMH y cómo se usan en raleo?
Monitoreamos brotes, fertilidad y botones/frutos por m². Por ejemplo, una brotación inicial puede estar entre 50–60%, y de esos brotes la fertilidad efectiva puede caer a ~45%: no todos traen fruta. Si un sector viene con pocos botones, el raleo debe ser prudente; si hay exceso, hay que anticiparlo para evitar sobreproducción de flores que desgasta la planta y termina en fruta menor. El programa de monitoreo de huertos ayuda a tomar decisiones con la información de otros huertos.
¿Qué rol juega el systems approach en esta etapa y en logística qué queda por delante?
Es clave para EEUU y Latinoamérica. En esta época, cumplir con temas fitosanitarios como el control de la arañita es fundamental para mantener la elegibilidad y terminar con fruta firme. En cuanto a la logística quedan pocas centrales que siguen operando; lo que queda se embalará en las próximas 2 a 3 semanas y se despachará en 30-45 días con foco en Latinoamérica.